4 de mayo de 2010

Obra: "Mi primera y mi última poesía" (Éstas, son algunas de la poesías de mi obra)


Spanish:
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English:
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MI PRIMERA POESÍA

Toma mi libro
entre tus manos!
Pues nace aquí
mi primera poesía,
partida en búsqueda
de nuevas esencias.
Yo al desnudo!
Contenidos versos
te esperan a tí
mi total desconocida.
Serás tú acaso?
Serás tú acaso
retrato de mi pluma?
Mi pasado llenará
el vacío de las páginas,
mis fantasías,
o ha de vaciar
mi tintero
la amarga soledad.
Oh destino incierto,
que latigazos y caricias
darás tú a mi pluma,
Oh futuro incierto,
que caminos tomaré
en tu variable laberinto?
Sobre que tratará mi pluma,
que rumbos tomarán mis días?
Pues he aquí:
mi primera poesía;
ya el alfa;
en búsqueda
de su distante omega.


Amarte

He aquí, un naufrago desvastado en la soledad de tu isla,
ahorcado con el mismo laso que una vez nos unió,
¡la fantasía!, si, ella, la dueña de los creares más intensos,
de los amores y desamores, que sólo existen en los pensamientos mismos.

Sé que no entiendes como puede amarte un hombre
sin haberte contemplado desde lo más terreno:
en algo tan efímero como lo es el sexo,
sexo, que sin el amor no es más que eso…
Pero yo sé que amo la flor que no he tocado y que crece desde el suelo
Amo a mi hermano, que es hermano sin serlo.
Amo el universo que es extenso, más extenso que un sueño.
Amo lo que veo y no es terreno. Amo, amo, sólo amo,
porque es así como vivo en el tiempo y que aún no comprendo.
Y vuelvo a tus ojos en los enormes mares que contemplo.
Ay soledad de estar sin ti, soledad del desierto arenoso e incierto.
Hoy nacen corrientes que se desvanecen en un torrente inquieto
y vuelve aparecer el frío del otoño seco.
Angustias y desvelos que se propagan en las sabanas del infierno.
Los focos que se revientan ante mis ojos
y desaparece la calma con el sereno muerto.
Ay falencias de las noches en tu espera,
ay soledad que te aferras a mi cuerpo enfermo.
Clavos que se tiñen de sangre, en donde el corazón se abre sin consuelo.
Y toda lágrima de mi eco oscilante,
fluye rápidamente en cada recuerdo nuevo.
Miro las palomas abalanzarse sobre el suelo,
en busca de migajas de amor, ya degradadas por el tiempo.
Faltas tú mi reina, mi sangre de vida nueva,
faltas tú la que nunca olvidaré,
faltas tú mi amor, mi gran amor.
Amor que existes! Amor que existes, más allá de un eco.

Clavos musicales
Como clavos musicales
sonaban los temas,
con los que te recordaba,
en los que te encontraba.
Hoy ya mi piel marchitándose
lejos de la tierra fértil:
los recuerdos
de esos días
sempiternamente vacíos,
en lo que te escondías
tras notas hirientes,
como también
de esos días grises,
en los que
los vacíos sempiternos,
eran cubiertos
con la calidez
de tu existencialismo.
Y hoy que de ti?,
y que de mi?
Un do, un re, un mi,
en fin todas las notas.
Un vas y un vienes,
como la vara en la mano
de una violinista alocada.
El vibrar de una voz,
en la que te transportabas
a mi mente
desde mis oídos.
Y tú, quien hoy?,
que de ti y que de mi?
si hoy te quedas y hoy te vas,
y hoy te vas e igual te quedas.
Siento la voz de un cantor
que dibujaba tu desnudes
en tu total ausencia.
Si, tú el arco iris formado
por la lluvia de mis lagrimales,
pues hoy es en ti el canto,
y es en mí, sólo el llanto.




Correré hacia ti


Trato de que mi pluma
sólo acaricie ésta página;
pues tengo temor
de dañarte hasta en mis versos.
Recién me inspiro
y siento que mi cerebro vuela,
vuela hacia tí,
todo mi cuerpo vuela.
Pues ya tengo ganas
de terminar con estos versos,
correr hacia tí
y llenar tu cuerpo con mis besos:
tocarte, sentirte,
desearte, amarte,
vaciarme en ti.
Miro mi reloj de nuevo
y no lo creo,
está de espalda a mí,
como queriendo celoso
el tiempo
que yo terminase primero
con estos versos,
antes de seguir mi vuelo.
Pero no le voy a dar con el gusto
al celoso tiempo!,
correré hacia tí, a llenar
tu cuerpo con mis besos.







Creo que ya no me ama

No será que me has dejado de amar?,
que ya tu cara no pasa por mi casa.

No puedo sentir tus palabras en mi manta,
ya el crudo invierno se cocina con mis ganas.
Como se fueron tus besos a otro cuerpo?
No puedo dejar de verte en mi mente
por que hay estas, por que acá estas.
Por que me siento y te siento junto a mí
Por que me pongo de pie y te siento junto a mí.
Como le digo adiós a Dios,
si ni siquiera lo veo ni en mis sueños.
Ya la hoguera se apagará sin las llamas,
y sin raíces los árboles se caen a la nada.
Como puedo sentir tu falta tantas veces?
Como cerraré una puerta que ni siquiera existe?
Que grande es el mar si tu no estas.
Y llueve sobre los versos más tristes de Neruda,
un hombre que se ha hecho niño en llantos.
Como puedo sentir tu fantasma tantas veces?!





Déjennos

Hoy surge en mí, un gran deseo de venganza
y todos mis pensares se entrelazan en mil vueltas.
Pero la veo a ella tan inocente en el pórtico de casa,
que toda mi casa se levanta de los escombros,
Y si, yo me derrumbo en sus pies, me derrumbo.

Y caigo a sus pies y ella a los míos,
y nos unimos como sanguijuelas sedientas,
la tu y el yo, unidos casi sempiternamente.
Si eternamente tu mi amor, mi gran amor,
porque todo río se vuelve manso, cuando nos ven de la mano.

Hazme sentir tus besos, pegados a mi cuerpo.
Hazme sentir tu cuerpo pegado a mis besos.
Porque quiero ser tuyo, quiero ser, quiero ser.
Has que se liberten mis sueños prisioneros
libértame de esta prisión de tu ausencia

Has que tus rencores caigan en suelo infértil.
Tal, como cayeron los muros de Berlín.
O no recuerdas que anduve entre las piedras cortantes,
y que como una yuca cortaste mis manos?
Vuelve a mí, segadora de mí mirar de enamorado.

Sé que hubo un tiempo, que como un imán te aferraste a mí,
polaridades que confundiste y te lastimaste un día;
déjame sanear tu alma, pues yo no sabia cuanto te dañaba.
Oh castigadora bondad del mundo existente:
hoy sino es con ella, no existen millares de mujeres

Deja que mis constelaciones, se ciñan a ti,
como el cinturón de Orión ciñe a Orión.
Oh fuerzas del universo, que es lo que me hacen?
Déjennos!, que yo la amo, por hoy y por siempre.
Fuerzas del universo!. Maldita sea!, que es lo que nos hacen?

Ay exhalaciones de la vida agonizante,
aire de muerte que esparzo, constantemente sin ella.





Dos estruendos



Argentina,
Córdoba,
Río tercero:

Fabrica militar Río Tercero,
desde allí,
dos estruendos
aturdieron mi pueblo,
poderoso proyectiles
eligiendo sus muertos.

Dos estruendos
en distintos tiempos
sacudieron mi suelo:
pánico, desesperación,
terror y más terror,
suspenso y miedo.

Dos estruendos
aturdieron mi pueblo.
Muertos, muchos muerto.
Políticos de turno
que lavaron sus manos
con la sangre de estos…

Dos estruendos
aturdieron mi pueblo.
Atentado cruento,
inmundo y sangriento.
Quien a de pagar
nuestros muertos?

Dos estruendos
Aturdieron mi pueblo...



El candado en la cruz
Pasó frente a mí
en compañía del ego.
El candado en la cruz
sostenía sus tramos.
Y en mi pared un llavero
con cientos de llaves
que ya no me son de utilidad.
Allí estaban dos corazones latentes
frente a frente:
como en un duelo de pistoleros
que ha de durar toda tu vida,
que ha de durar toda mi vida.
Rostros enfadados, corazones blandos,
egos estúpidos y duros.
La vida pasaba frente a mí
y por detrás, san la muerte.
Y nos ven las aves tristes
y frenan sus vuelos
y lloran los cielos.
Que lastima!, mi vida pasa.
Que demente es tu mente vengativa,
si yo te veo hasta en los sueños,
por que escondes tu mirada?
por que la llevas a la nada?
Aquí estoy, aquí esta mi alma,
sólo tuya es la llave
que ha de abrir
la cerradura en la cruz.


Ella se ha ido


Fue la cúspide de mi mente,
la sorpresa rara
de mi tormento acuoso.
Fue la rosa herida,
fue estar ciego,
fue todo, todo lo mío.
Pase del techo al piso
y mi lengua se hizo añicos.
Pase del frío a la fiebre,
de la potencia a la impotencia,
del sueño a la realidad,
dualidad perversa
que la lastimaron,
que me lastimaron.
Fui pecado y pecador,
fue mi culpa, es mi culpa.
Ella se fue del río fluyente;
se fue de mis ojos hoy heridos
Sé que no he de volverla a ver
nunca más, sé que no volverá.







En el precipicio
La espera se extendía hacia el final del precipicio,
abajo me estarían esperando el agua o las piedras.
No sé el por qué de todo ello, no sé el por que de mis riesgos;
pero hay algo de ella que me lleva, que no me deja!
La lluvia cae sobre mi ventana, el cielo esta grisáceo.
Quisiera que todos los vocablos emitidos por mis labios
fuesen para ella, que todos mis deseos, que todos mis besos,
deparasen en su cuerpo, pero aún no puedo hacerlo.
El reloj corre hacia mi vejez, hacia su vejez y no puedo detenerlo.
Los escrúpulos habían atado mi cuerpo, era reo del deseo,
y he dejado y sin quererlo que ella se divierta de ello,
y aunque el ser joven piensa ser eterno, nadie es dueño
de su tiempo, justamente con el tiempo aprendí eso.
Hoy el cielo esta grisáceo y los colores de la primavera se opacan,
la poca luz que es difusa, ya es directamente proporcional a la esperanza.
Sé que es ella es joven ante mí, pero es mayor la perdida temporal
en el amor, a la de la edad que marca surcos en los cuerpos.
Pues las marcas en el alma, no se quitan como manchas.
Ella es ahora mi mayor deseo y el tiempo está detenido,
pero no aún así mis sueños, ella se inmaterializa sin su esencia,
ella es ficticia sin el si, qué limitará mi vida a un cuento de fantasías.
Mi vida es sólo un proyecto sin ella, solo eso que no deseo,
yo sólo deseo sus besos, que sea parte de mis sueños, sólo eso, que sí deseo!








En esa lastimera plaza
Un cigarrillo detrás de otro
tratando de calmar mis nervios.
A mi lado una iglesia,
y un Dios que lastimosamente
contemplaba mi tristeza.
Yo miraba un busto
en una triste plaza,
la plaza estaba triste!
La gente pasaba
por mi lado congojada,
y yo la miraba tristemente,
nada había de alegría
en esa lastimera plaza.
Ay Dios!, que será de mi?
que tristemente deambulo
por surcos donde nada crece.
Yo sufría vanamente,
sufría por ella,
sufría por una causa
que de seguro
disfrutaba en su casa,
las cosas tristes
que yo miraba.
Las campanas de la iglesia suenan
y caen las horas muertas
frente a mí, muertas!
y yo allí, parado,
como un sonámbulo
que despierta caminando.
Ay Dios!, libértame
de esta prisión de su ausencia.
Ay Dios!,
ahora que estoy en tu casa,
límpiame de ella,
hazme olvidarla.







Escúchame


El chaleco de fuerza
se desataba al sentirte.
El aire llega a mí
y con el l brisa suave.
El escudo cae así,
y voy a ti entregado.
Ya la nada parece sólo
un hecho disperso,
las piedras deseadas
son recuerdos añejos.
Las gotas de agua en mi cara,
sólo de nubes que pasaban,
ya la alegría y la tristeza
no se conjugaban.
Pero llegaste tú
y me enseñaste a ser feliz.
Yo en casa sólo
esperaba tu llegada:
afuera el sol esta a pleno
yace el frió de un muerto.
La primavera acusa su ida,
el sol se parece al fuego
Las plantas verdes, verdes
y verde mi esperanza.
Las aves al unísono
murmuran tu llegada.
el jardín muestra sus flores
yo te muestro mi alma.
Tómame si te gustaron
estas sentidas palabras,
tómame, tómame, porque
sólo tú, eres mi amada.





Esperándote
Las huella de tu amor
marcadas sobre el titanio
de mi corazón fundido.
Tú ablandaste mi dureza, y mi temple.
Hoy, estoy entero en ti!
Tú la que yo ignoraba,
la brisa que no pasaba;
lograste ser mi oxígeno
y logré respirarte.
Logré amarte, logré desearte,
y te busco y te encuentro.
Eres mi anhelo y mi sustento.
Quizás no seas la mujer
de mis sueños, pero sí,
la que hoy se halla en ellos.
Eres la calma a mis lamentos,
la bendición cumplida
a mis antiguos ruegos.
Cómo pude no mirarte?
Cómo puedo no desearte?
Cómo puedo no amarte?
Si eres el final deseado
para mi cuento de enamorado.
Hoy, me encontrarás como el sol
encuentra a la luna,
porque allí estaré, amándote,
sosteniéndote, siempre a ti.




Esperanzas en la calle llanada esperanza.

Como el suelo pisoneado!
Como el hierro templado!
Pues mi dureza derivada
de mi corazón dañado.
Así pensaba yo al andar
y nunca tan equivocado.
Te vi surgir
en una de las calles
de la ciudad
en que habitamos.
Y la causalidad
llegó a mí,
pues es esta calle
llamada Esperanza;
sentía en mis pies
el suelo ablandarse
durante la plática;
hasta aún recuerdo
a los transeúntes,
que en silencio
nos miraban mirarnos;
y sin tocarnos
te sentí tan cerca
como el aire que inhalaba
y purificaste mi sangre
me diste esperanzas.
Y el suelo pisoneado
se convirtió en barro.
Y el hierro templado
se fundió como un plástico.
Pero la esperanza
la verdad no me alcanza.
Pues como habría
de gritarle
te amo al viento,
sin voz, sin boca, sin ti?
Pues será que tengo prisa,
o ansiedad de ti?
o será que tengo
ganas de gritarte
te amo al viento,
con voz, con boca y por ti.





Estaba ciego
Las arterias de las calles que daban a tu casa,
ya marcadas en el mapa de mi destino.
Las aves cantaban a mis oídos con litúrgicos sonidos,
y sin preocuparse del rumbo marcaban mi camino.
Miraba al andar el suelo y sus colores en el,
observaba todo como nunca antes observe,
la luna naranja y porosa, las huellas de un caballo
que en realidad nunca vi, sólo observaba su huella.
Observaba todo, y sentía que el todo me observaba.
A lo lejos se percibía una pareja,
que en pleno amorío se aproximaba hacia mi,
yo la observaba y al observarla acelere mis pasos.
Sentí desde allí mi sangre acelerada, muy acelerada.
Pero me detuve al ver un ciego con su bastoncito blanco.
Y recordé en ese momento, que yo había sido ciego:
me di cuenta allí, que tu eres mi luz, que tu eres mi sombra,
que tu eres mi todo y que todo lo observo por ti, por ti.
Que tu eres mi todo y que el todo se hace nada
sino estas conmigo, salgo del ahogo del recuerdo
y de nuevo respiro, oxígeno, oxígeno mío,
vida, vida mía, eres todo, todo lo mío.





Estaba la luz y la sombra
Estaba la luz y la sombra,
el día y la noche.
Y yo allí,
en una encrucijada
sin tiempo,
sin esperanzas,
sentados
frente a frente,
yo y la soledad,
una plática
sin respuestas,
sin sentidos.
Mi sangre
se detenía
y de mis venas
buscaba la salida.
Mis células,
no querían la vida.
Estaba la luz y la sombra,
el día y a noche,
estaba con ella
y sin ella,
estaba la riqueza
y la pobreza,
todo en mi mente!
Sólo en mi mente
estaba ella.
Y aquí sentados
frente a frente,
sólo yo y la soledad,
la soledad y yo.



Flores de Platón

Cómo olvidar la incertidumbre
en mi primer golpe!
La existencia
de mi primer amor: ese gran amor,
en donde
las flores de Platón,
se marchitaron
tras incontables rastreos,
e ilusiones
de comenzares primaverales
pasados a crudos otoños.
Mis grandes sueños
hechas grandes pesadillas.
Tus rasgos oníricos
en mi pensar conciente:
todo ello, toda ella,
nada de ello, nada yo.
Flores marchitas
la soledad y yo.
Mis ojos al cielo
mi mente en el infierno.
Cosquilleos vanos,
flores sin suelo.
Amor sin ella
amada sola ella,
enamorado sólo yo.







Fragata Esperanza

Desde la costa del océano divisaba
la fragata llamada Esperanza,
y aunque parecía anclada,
se notaba que de a poco
en las aguas se alejaba, yo la llamaba!
Vuelve Esperanza, vuelve!
Pero no pasaba nada,
vanos gritos los míos.
La Esperanza no regresaba.
La fragata se alejaba y con ella
mis ganas, en ella la esperanza,
desde la costa, sólo y sin ganas,
Nada: no tengo nada.
Sin tí fragata;
mi vida se apaga.
Desde lo lejos
divisaba a otras fragatas
que hacia mí regresaban:
La primera: llamada Tristeza,
la segunda: llamada Amargura,
la tercera: llamada Soledad,
la cuarta: llamada Burlas,
la quinta: llamada Lágrimas,
la sexta: llamada “Amigos” ,
la séptima: llamada Desencuentros,
la octava: llamada Pesadillas,
la novena: llamada Desamor,
la décima: llamada Etcétera,
Te ruego mí fragata!
no te vayas:.
que estas fragatas que regresan,
son de piratas que sin piedad
atacaran mi alma. No te vayas!
No me dejes, no me dejes mi fragata.






Había jurado…

Había jurado
no volver a enamorarme,
había jurado!
Cáscara de huevo
cubría mi cuerpo:
tierno, blando,
yo por dentro.
Mujercita pícara
y malvada
me atacaste
desde adentro,
y como un cáncer
dañaste mi cuerpo.
Fuiste tormentas
y tormentos,
fuiste un rayo,
fuiste incendio,
fuiste deseo y desenfrenos,
fuiste celos y flagelos.
Hoy! Hoy me esconderé
de nuevo.
Pues yo creía
que mi mundo
se terminaba en tí,
cielo e infierno
se daban a lucha por mí,
vida y muerte
golpeándose entre si,
todo sólo por mi
y yo sólo por ti.
Ahora has muerto en mí,
pues has mezclado
con barro
las lágrimas
de mi cara blanca.
Ahora, ahora vivo al fin!






Ilusiones

En estas noches de soledad,
tu imagen
se me aparecía entre sombras.
Y aunque trataba
de escabullirme en los lugares
mas recónditos
que da la imaginación,
tu presencia estaba allí,
invadiéndome,
destruyéndome,
sabiendo que tan solo
eres una ilusión.
Fantasías de mi mente
que quitan mi oxigeno,
en extensos suspiros
de los cuales tu eres dueña.
Y si para ti existo
tan solo como un juguete,
el cual es utilizado
en momentos lúdicos de tu vida,
espero sepas: que cuando
se acabe el juego, tu juego,
yo ya habré muerto,
muerto de pena y desesperanza,
al saber que ya todo a terminado,
ese todo que en realidad
jamás a comenzado.





La bendición de conocerte
El caribe:
ardiente arena
entre mis manos.
Tu cuerpo,
tus besos,
tu tacto,
se iguala al sol;
y la costa
es agua sedante
que llega a mis pies,
y yo a ella.
Las aves
acariciando
el viento,
el viento
acariciándome,
las plantas son suaves,
suaves tus labios:
algodón que cura.
Caderas
de caminar pendular,
oscilante ráfaga
que va
y que viene,
bendita eres
entre todas las mujeres,
bendito el día,
bendita la noche,
que te hallé
entre el límite
de la tierra y el cielo.

La golondrina
Llegó golpeando la puerta.
Era ella, la que no esperaba.
Fue sorpresa rara y desconcertante.
Por que jugo con fuego
y termino llagada.
Pero que atrevida
es esta pequeña golondrina!,
que ha regresado
en este crudo y frío invierno.
Aún mi dolor no cesa,
no se pasa, los latigazos
en mi espalda,
aún no cicatrizan,
aún poseo sus marcas.
Cómo he de perdonarla?,
si ya no puedo amarla,
si al reírme o al llorar,
nada cambia.
Todo en mi pasó
como pesadilla castigadora,
y la que era mi todo hiriente,
se fue como la nada herida!
El invierno ha traído la nieve,
y la golondrina emigrará.
Ahora vuela bien lejos:
ya es hora de partir,
mi pequeña y atrevida golondrina.




La indigencia

Carita sucia
los pies descalzos
y mis manitos sucias;
así la foto me fue sacada.
Era yo!,
la foto de una portada.
A la indigencia
yo así representaba.
No entienden nada!
Así de niño
yo pensaba:
no era mi foto
la que allí se hallaba,
sino el triste reflejo
de casi toda
la sociedad humana.
Y así
me di cuenta un día,
que la miseria
de mi infancia
no sólo en mi
se hallaba,
ya que yo era
parte de su raza.
Parte!
de la miseria humana.





La intocable
Fluye de los vientos
el perfume de su cuerpo,
cálido aire de esperanza
que arrebata mi cuerpo.
Sonar de voces libres
llegan a mis oídos casi sórdidos.
Oh libertad de la mente,
¡que encerrada estabas!, ¡aturdida!
Ella aparece deslumbrante,
niña aún, niña mía…
Y queriendo asentarse
lucha contra mi, y más aún yo
contra mi mismo.
¡Bella!, pequeña belleza
que levantaste mi ego llagado.
Puro castigo femenino
de prodigiosa belleza intocable:
pues son sólo mis años
los que te mantienen distante.
Pelo de lacia ceda resbalosa,
en donde cae mi mano vibrante.
Ay, augurio deplorable
que deja mi corazón enfermo.
Será mejor, querernos o amarnos,
pero siempre desde lejos.
Y la imagino lejana,
y quisiera cuidarla
como a una flor cortada.
Quizás, quizás, quizás el tiempo
siempre la mantenga cercana.





La que no miré

Las rosas que no te envíe,
los sueños que me perdí,
los días que no naciste,
las cartas que no leí,
los labios que no toqué,
las notas que no escuché,
los ojos que no miré.
Que fácil que es romper
aquello que tan frágil!
Que ni cuenta me dí,
del daño que te causé;
que hoy moribundo
llego a ti pidiendo amor,
y sin ser a ti digno;
me acerco lo mismo.
Y hoy desde otra posición
Siento lo que has sentido:
los días que no nací,
mis cartas que no leíste,
tus labios que no me tocan,
las notas que no me escuchas,
tus curvas que no me toman,
tus ojos que no me miran.
Que fácil que es romper,
aquello que es tan frágil!







La ráfaga del viento…
La ráfaga del viento
que nos sucumbió,
ya se halla lejana.
Las hojas caídas
que se juntaron en otoño
ya no volverán al árbol.
Los rostros tersos
se agrietaron:
como el desierto
de suelo duro.
Así mismo;
los bellos sueños
de noches calcadas
se repetían con tu imagen.
Tus caricias que se hicieron
raspones en mi piel.
La colocación exacta
de tu busto:
en donde duras
fuera de mí.
Ya somos ancianos
con recuerdos viejos,
y no supe más de ti,
de lo que quise hacerlo.
Tu amor fue bello!
Mi amor parece eterno!
No pude olvidarte,
aunque vivir si puedo.
Y aunque todos me dicen viejo,
tu recuerdo aún es tan nuevo!
Miro mi piel marchita
y siento tu piel suave
recorriendo mi cuerpo.
Que tiempos aquellos!
Que tiempo los nuestros!
Las brazas que se extinguieron;
las lágrimas que se le unieron!
Amor: esa palabra
que aún llena mi alma
sin edad, sin tiempo!
y tú que no estas,
y yo que no estoy,
y los que no están,
y tu que eras y yo que era.
Los dos que fuimos,
los dos que somos.
Amor sin tiempo:
mi amor parece eterno!

La rosa
Quise llevarle pero sus espinas cortaron mis dedos.
Rosa linda, rosa hermosa, buscada, buscona.
Cualquier jardín era su aposento. Florecía,
florecía y más espina llenaban su cuerpo.
Ésta rosa tan hermosa es sólo para los ojos,
nadie capas de acariciar sus pétalos infinitamente,
nadie podría tocar sus hojas sin lastimarse.
Ésta florcita castigaría a quien la deseare.
Espinas han puesto a mi cuerpo gritaba,
gritaba dolorosa, dañare a quien quiera acercarse.
Pues no pertenezco a nadie, sólo es el viento,
sólo es el viento mi aire.
Agua quise echarle,
no lo intentes dijo ella amenazante,
nadie puede, ni podrá ayudarme,
no lo hagas o podré dañarte;
espinas han puesto a mi cuerpo, y es por ello
que debo cortarte, sólo el viento podrá llevarme.
Volví con el tiempo al jardín de la rosa hermosa,
su cuerpo con más espinas y más sangre,
sangre, de todo aquel que quiso llevarle.
Triste rosa hermosa, no me mires amenazante,
mi vida, si yo no quiero dañarte;
sólo busco el aroma de tu esencia,
la suavidad de tus pétalos, y cortar las espinas
que hoy abundan en tu cuerpo, te amo,
te amo, mi rosa hermosa.





Lamentos, sólo lamentos

Lamentos de soldados,
lamentos de padres,
lamentos de hermanos,
lamento de familiares,
lamentos sólo lamentos
la guerra nos propone.
Pues es llamado amor patrio
el matarse entre hermanos.
Presidentes reyes y soldados
puestos al mando.
Desquicio de estos elegidos,
de países que eran sanos.
Pues durante años
seguimos causando,
nosotros errores varios:
el primero que no es poco,
los colegios enseñando,
historia e himnos a los niños
inocentes in sabidos,
escuchando de héroes patrios
asesinos obligados,
que hasta incluso ya de grande
se siguen alabando.
Pues aun parece increíble
y para no dejar de lado;
padres y soldados,
orgullosos sentenciados,
sentenciados a ignorantes
por ser seres limitados.
Pues otro errores de tantos
científicos y “sabios”,
que ponen con ingenio
y en nuestras inocentes manos,
la sangre de nuestros hermanos
 ahora contrincantes
también obligados.
Pues propongo y de inmediato,
un refrán ya conocido;
“PIENSO Y LUEGO EXISTO”,
pues no habrá conflictos,
sin asesinos obligados.







Me estoy durmiendo

Los peces aún nadan ciegos en el mar
y respiran ahogados los sueños que se van.
Las aves ya no pasan sobre el mar
y las tormentas se hacen cada vez más fuertes.
Y nada pasa, ni el tiempo, ni nada, nada!
Las aguas se ven cada vez más y más oscuras,
y las olas chocan contra las rocas en donde se han de unir.
Y los saltos no son más que de ballenas, yendo a morir a la costa.
Y las aguas turbias no cesan nunca, nunca!
Maldito seas tiempo eterno!, tiempo muerto.
Las lluvias no se agotan nunca para el triste rostro.
Ni los piratas ya desean navegar en el mar.
Los huecos oscuros
y con humo de cigarrillo. Mortandad!
La espera se hace cada vez más larga,
y nada me calma; nada!
Y los textos que escribo te extrañan,
como el almohada a mi cara, que casi no descansa.
Maldita, maldita mi alma, maldita mi calma.
Me siento un mago barajando las cartas,
cartas redactadas que nunca llegan a tu casa.
Y es tan pobre mi mirada
que hasta el espejo ya se burla de mi cara.
Como te digo que aún estas en mi casa?
Como te digo que aún te espero deseoso en ella?
Como te digo que no hay otra como tú?
Como te digo que los peces,
ya sólo nadan en la nada?
Pues por hoy te digo adiós,
el sueño ya casi me alcanza
y alegre estoy, sé que te hallaré en mi almohada.
Escribiría! Escribiría! Pero el sueño ya casi me alcanza.





Mente pródiga


Tus sentidos hicieron a mi mente prodigiosa.
Escucha como cantan los pájaros silvestres,
mira como se ven los árboles con sus copas verdes,
huele los perfumes del jardín como se sienten,
toca con tus manos, mis manos de enamorado,
y dime con tus labios como sabe tu alma.
Por que donde estoy, estas tú,
y cuando estamos juntos
y cuando estas conmigo,
todo lo que siento se transforma
en ti, en ti mi amor
por que eres como el oro puro y el fuego,
como el verde de los prados son tus ojos,
y tu mirada que me transporta,
me extiende hacia lo infinito
hacia mi infinito amor,
y cae la luz de la tarde
como cayeron los muros de Berlín, en Berlín
y todo se cae, pero yo sigo de pie,
esperando cauto que tus besos
se peguen a mi cuerpo
y que una trena imaginaria
una nuestras almas por siempre
por siempre mi amor, por siempre.


Mi ama
Mientras caminaba hacia casa,
miraba perplejo el cielo oscuro,
sentía el viento erizando mi piel,
oscuridad fría, movimiento inercial.
Llego a casa y me siento frente a ella,
no quiero entrar! Pues desde lejos
se parece mucho al lecho de un muerto,
duros pensamientos rozando locuras,
mi corazón se acelera al ver la tumba.
Después de mucho tiempo de espera,
entro abriendo la puerta, y hallo allí
que entre mi cama y la hoguera,
no hay ni la más mínima diferencia.
La soledad, la maldita soledad
va apoderándose totalmente de mí,
me acuesto sobre el fuego y pienso,
pienso, pienso y no dejo de hacerlo,
ella se apodera ahora de mis sueños
y sin piedad sobre mi se abalanza.
Las horas pasan y llega la madrugada,
se van ellas muertas y llega la mañana.
Desde hace tiempo soy esclavo de ésta;
pues es la soledad, la ama que me flagela.
Búsqueda inaudita: la libertad de otra ama,
que lleve otro nombre y que sea humana.



Mi amor se haya entre cruces
Mi amor se haya entre cruces me dijo él.
Hoy a muerto, la que era mi amor, era mi amada.

Ella hoy descansa en una cama dura como piedra.
Donde iría a ir Jesús también, donde vamos todos.
Y entre colinas de lágrimas cristalizadas
él deliraba con vocablos sin sentido.
Mi amigo lloraba desconsoladamente,
y no dejaba de hablarme de la felicidad perdida,
con palabras que solas se extinguían
Y entre montañas de palabras encontradas,
arrojó un reloj contra el piso maldiciendo el tiempo;
yo vanamente traté de controlarlo, consolarlo,
ya Jesús decidía poner su cruz,
al lado de la mujer que ha amado.
Dejó escrito entre otras cosas:
he decidido partir amigo,
es mi cobardía no poder vivir,
sin tenerla sonriendo a mi lado.
Pero sé que más allá de esa cruz que me espera,
ella me esperará.
Hoy fui a ver sus tumbas,
y en placas que al parecer nadie había escrito,
decía en la placa de él, espérame,
y en la placa de ella, te espero amor mío.
Hoy sus cuerpos se degradaran,
al igual que el recuerdo de ellos.
Ella muere de cáncer
y mi amigo, muere sólo por cobarde.





Mi ángel
Buscaba en el cielo dos ojos azules,
y detrás de unas nubes, aparecieron ellos.
Lágrimas de nubes, tus ojos azules,
de alegría tus lágrimas! Te encontré:
dijiste con apropiadas palabras;
pues yo también te buscaba.
Al oír sus palabras; me deshidraté
por completo en cantidad de lágrimas.
Yo la buscaba y ella también me buscaba.
Hermosos ojos azules, donde estabas? Pregunté.
No sabes cuanto te extrañaba!
Mi agonía al límite estaba.
Hermosos ojos azules;
hermosa es tu cara,
hermoso es tu cuerpo,
hermosa es tu alma.
Solo mis tiempos, sin tí estaban,
el arrecife casi ya se secaba,
ya casi ni los peces
quedaban en el agua.
Volví en sí y escuché
de ella estas palabras:
en el cielo yo estaba,
o no te acuerdas! Que Dios
ya se ha llevado mi alma.




Mi azucena (mi pensar)

Parafraseaba con vocablos
sin sentidos;
la boca de la tormenta
en estado caótico,
momentos de delirio
alucinaciones enfermas,
noche de tormenta
noche turbia.
Agua, piedra,
rayos y centellas
cayendo sobre mi tierra,
mi casa se inundaba
como se inundaba
mi alma.
Mes de agosto,
año que importa!
La mañana desaparecía
y desaparecía con ella
la tormenta.
Y la tormenta
por quién?
Que importa!,
si la mañana
es bella!
Miro por la ventana
y he allí una azucena,
el sol puesto en casa
alumbraba mi cara
sol radiante
ella el diamante.
La hora:
Que importa!
Si ella era bella!
Y la tormenta! por ella?
Era! Pero que importa!
Si ella es más bella
y ella no me atormenta.
Ella, es hoy septiembre
nuevo mes,
esperada primavera,
cultivados deseos
esperando por ella,
ella, más bella!
Y la tormenta?
Que importa!
Si hoy mis mañanas
son las más bellas.
Y gracias a la tormenta
florecerá mi azucena.





Mi deseada familia

El vino derramado sobre la mesa,
y yo aún sin haber bebido.
Mis lágrimas sobre mi rostro,
mis lágrimas sobre mi mesa.
cóctel de vida y lágrimas,
tristeza derramada sobre mi mesa
Seis sillas y cinco vacías:
en mi imaginación,
en ellas, estaba allí
mi deseada familia.
Inquietos niños sin rostros,
sin sexos, cenando.
Mi compañera sin rostro
alza su mano y la extiende hacia mi,
alegre intento agarrarla,
y en ello, sólo agarro la nada,
mis hijos que cenaban,
se esfuman como se esfuma el alba.
Desde mi sagas imaginación
a mi vacía mesa,
ya el vino y mis lagrimas
secos sobre ella.
Mi mesa esta vacía
mi vida esta vacía,
sin aquella mi deseada familia







Mi escuelita
Recuerdos de aquella,
mi escuelita;
primeros años
yo y timidez.

Después,
arco y flecha.
Autodidacta
en el aprendizaje:
ya empezaba a estudiar
dentro de mi carpa.
Recuerdos de aquella:
mi escuelita;
nueva etapa.
Yo más grande;
ésta era:
la escuela secundaria;
entraba y salía
de una y de otra
como de casa.
Hasta que al fin
arco y flecha
ardieron en llamas,
y ésta etapa
así acababa.
Y hoy triste y solo
y en mi casa;
recuerdo con nostalgia:
arco, flecha
y esos días
en mi carpa.



Mi lucha

Fervientes avatares, reiterados y guardados en mí,
la lucha tediosa y angustiosa de una guerra interna,
viene a mi conciencia como daga sin piedad.
Y llegan mis ecos esparcidos, sólo a oídos muertos,
el cuerpo del delito hoy es el que me delinque.
Yo sigo en la popa, en la prosa, en el viento, buscándote!
Pues se bien que quiero encadenarte a mí con alianzas.
Mis rumbos son uno desde que te vi detrás del muro
y no piso en el mundo ya, sólo vivo en el que imagino,
y mis sueños no tienen fin al saber que te hallas lejos.
Ya la realidad se hace tan dura como lo es el titanio.
Los caminos se abren y se cierran como en un cruel laberinto.
La nada empieza a yacer en si misma y nosotros en ella.
Para que decirte te extraño, te necesito al viento, no sé!
Pero si se que lo hago entre gritos y llantos ahogados:
como esperando que el viento envuelva mis palabras
y pose en tus tímpanos, el dolor que hoy llevo dentro,
lucharé por ti hasta el hartazgo, espero!, no sea en vano.





Mi luz
Aún siento
tus besos
dados a mi cuerpo,
la ráfaga trémula
de mis dedos
tocando tus senos.
Mis brazos
abarcando tu cuerpo,
tus gemidos:
siento tus ecos.
Recién te has ido
y te extraño
de nuevo;
cada tiempo
sin ti
se hace eterno.
Pero que suerte
tengo!
te extraño
y vuelves a mi
como la luz
al reflejo
de un espejo.
Oh mi amada,
oh mi deseada.
Que suerte tengo!
Tus besos:
extraño tus besos.
Tu cuerpo:
extraño tu cuerpo.
Oh mi querida,
que suerte tengo!





Mi vida psíquica
Mí introspección me ahoga en vos
como si tú yo fuese mí ello,
como si todo lo onírico ocurriese despierto.
Ya mi libido se revuelca en mil fuegos,
pues resultaste ser mi sembradío conciente,
Los restos de un trauma extinto:
llenando mi vida psíquica de bellos momentos,
el pensamiento constante de mí ser imaginativo;
la palabra errónea de mi acto fallido;
la ruleta expuesta de mis celos sin sentido;
el origen de la psicología y la filosofía llana a tí.
Tú mi mundo hipnótico y alucinógeno.
Eres lo que un Dios de la nada te hizo un todo,
eres la palabra rara, eres mi llanto solitario,
eres el amor no buscado, el amor imaginado,
eres la poesía extinta de un poeta muerto,
eres la sangre que lleva mi sangre en genes,
eres mi esposa. He infinidad veces, todo eres.



No te quiero en mi cama
Deseos candentes
deseos latentes.
A donde mire
sin quererlo tú apareces,
espejismo maldito,
sé que aunque
te desee mi mente
no puedo tenerte.
Pues la huella
en el agua
de un río,
duraría más;
que juntos tu y yo.
Somos el agua y el aceite,
el calor y el frío,
la luz y la sombra,
lamentos eternos
arrojados al viento.
El dolor de mis ecos
que vienen de nuevo.
Reprimidos deseos;
para que los golpes
de tus besos
no se desplomen
en el suelo.
Pues prefiero
nos quede,
la ilusión
y el recuerdo,
al fuego del infierno
alojado en mi cuerpo.
Pues yo sé
que tu inestable suelo
te hace más rápida
que el viento.
Dejaré de ti
el asma,
a el aire decadente
de tu cama.
Yo sólo espero
que el tiempo
no enmudezca
mis palabras:
pues ya no te quiero
en mi cama!
No te quiero en mi cama.
Oh Neruda levántate...
Oh Neruda, levántate de tu tumba!
Y por favor tráemela
a ella en versos,
porque lejos de mi se ha marchado.
Mis ojos tristes la buscan vanamente,
como al agua tirada de un vaso, en un río enojado,
y yo ya no miro más que los surcos
que se ven en campos abandonados.
Con cierto temor digo el nombre de la mujer que amo,
porque sé que alguien ya la sostiene en sus brazos,
como la tierra a la noche, en la que se halla sujeta.
Y al verme sufriendo llora mi mascota a mi lado.
Cómo le hago sentir que le estoy amando?
Dime Neruda!, dime! Como escribo con los ojos empañados?
Se desmorona la noche, otro tormento sin ella,
y entre los sueños que despierto tengo, la veo,
la abrazo, la acaricio, la envuelvo, la beso, la amo.
Luego la luz de la luna envuelve las calles de lo incierto,
por donde angustiado y temeroso camino,
se ve todo cerrado como en curvas montañosas
y busco como desahogarme desesperadamente.
Ay Dios!, como me aferro a ella!, cómo?
si emigro como golondrina en una calurosa tarde,
 y los muelles le vieron partir hacia el ocaso, hacia otros brazos;
pero así y todo, los sueños se escapan de mi almohada,
como se escaparon los presos de la prisión más segura.
Oh Neruda! que será de los idealizados sueños?
que será de la castigadora cama en la que duermo?
Perdón Neruda por ser tan molesto!,
pero dime Neruda; como le escribo? cómo?



¡¿Porqué te digo tantas veces, te amo?!
Te digo tantas veces te amo,
simplemente porque ¡te amo!
Porque siento que si te vas a un suelo distante,
en donde mis palabras no llegasen:
donde mis sueños e ilusiones perecerían.
Entonces, entonces mi amor, yo estaré allí.
Y en tus recuerdos me verás y sentirás:
como a una poesía que te acariciaba el alma.
Y en esas dos palabras de infinita verdad, anclarás!
Por eso te pido que te quedes, que no me dejes:
porque si tu te vas, yo moriré literalmente,
y sólo mi cuerpo verás deambulando.
Porque mi alma mi amor, ha de irse con tu vida.
Y te juro, que no sabré donde colocar éste cuerpo:
envase de un cerebro,
que estará atormentado por tu ausencia.
Y caerán las noches y caerán los días,
y con ellos mi vida,
porque te amo todos los días,
porque te amo todas las horas,
por que a ti te amaré toda mi vida.
Y entonces!, cuando tu te vayas,
entonces!, cuando yo muera,
dejaré en la agonía de la lucha,
el haber vivido por algo:
el haber vivido por ti.
Así es amor, así es:
nacemos y morimos
vivimos y sentimos,
y es por ello que nos cobijamos del frío,
ése frío insoportable de la soledad que congela los huesos.
Pero si tu te vas, si tu me dejas,
si tu me dañas, si tu me das muerte;
yo, el ser que vive en muerte,
te mantendré oculta entre la gente:
para que nadie sepa, que yo morí para amarte sólo a ti.


Su escudo y su frontera
El estupor dado por lo irracional;
pues su irracionalidad es lo que me supera
y así mis posibilidades se limitan, a ella.
No quiero ni pensar en volver a verla!
Pues mi lógica se esconde temerosa de tenerla cerca.
Sólo busca dañarme, y de seguro lo logra!
si tan sólo le dejo que me hable ella.
Y pese a que luché y luché por poseerla,
el rencor y su temor, es su escudo y su frontera.
Casi bandera blanca ya en mis tropas:
yo buscaba amor. Pero la guerra la esta ganando ella!
Como claudican mis pensares, si no puedo verla!
Que confusión emerge en mi mente,
si no quiero pensar en volver a verla.
Pero como hago para vivir sin vida?
Si es mi vida sólo ella! Cómo hago me pregunto?
Y su irracionalidad de nuevo me supera.
Cómo hago me pregunto? Si la guerra la esta ganando ella.






Tú mi niña
La lluvia caía
torrencialmente
desde ella,
de sus parpados
salieron los más
bellos y puros
de todos los cristales.
No llores!,
dije llorando.
Pues ya entenderás:
que por ser
tu niña,
tu inocente deseo
no es más
que para mí,
el peor
de todos los flagelos.
Oh mi niña!
Cómo te explico
que tu sufrimiento
también es mío?
Oh mi niña!
Por qué lloras?
Pues ya entenderás!,
pues ya entenderás!,
tú mi vida.

Pasado el tiempo
repercutió ello,
y no comprendió
como yo esperaba.

La niña llego a mujer
y sin dudarlo;
clavó su daga
en mi corazón.


Y le dije:
porque no cesa
tu dolor?
Por qué te vengas
de lo que has pasado.
Por qué no entiendes?!,
que no pude mirarte,
no pude mimarte,
no pude desearte,
no pude amarte.
Por qué no entiendes
que yo te amo
como jamás había amado.
Por qué no entiendes,
que sino me amas
no podré olvidarte.
Tú, eres mi amor,
mi gran Amor.





Tú sálvame, sálvame!
El foco del incendio en pleno corazón enamorado.
Un incendio de copa va envolviendo mi alma
y el rastro demarcado tiene cenizas de nueva vida.
Cuan bosque en llamas que el agua va apagando,
así tu amor, va calmando mi perenne llamarada.
La humareda que sale de mis entrañas, vuelve solo a tí,
y se suspenden las tristes frustraciones en el tiempo.
La hora de la salida se acerca; ya la espera y la cita!
Pues como bombero espero ansioso el toque de la salida;
así saldré hacia ti en la hora precisa mi amada.
Que paradoja salgo a tu rescate, y termino rescatado,
rescatado!, pensar que al principio creí ser tu héroe.
Nada de eso! Hoy alegre voy al rescate, para ser recatado,
escucha mi sirena!, que voy a buscarte, tú sálvame, sálvame!





Mi última poesía

Me siento levitando
sobre la faz de la tierra.
Los astros están a pleno
y muere un tiempo
en estos versos.
Hoy alzo mi pluma,
tinta y sangre
fluyendo en mi mano.
Yo he contemplado
en mis poesías;
esperanzas abandonadas,
esperanzas encontradas,
heridas sin cura,
heridas curadas,
fantasías sin luz,
fantasías iluminadas,
amores y odios.
Poesías, poesías mías.
Pues hoy alzo mi pluma:
tinta y sangre
fluyendo en mi mano.
Pues he aquí
cerraré mi libro.
Pues he aquí
libraré sus tapas,
con esta que será;
mi última poesía.
El omega que ya
se unió al alfa,
la llave de mi libro cedida
al ojo y al oído servible,
a la voz audible,
al sentido invalido
de cerebro vivo.
La llave de mi libro cedida
al “verbo” tú,
al “verbo” yo,
del verbo amar.